12 de agosto de 2007

descenso paranoico

Florecer abismal, se avista el humo toxico desde el borde del acantilado agudo, en el fondo de su pupila titilante hay un horizonte verdeando existencia planetaria, los demás sentidos son congelados por el viento frió que empuja a caer. El "paranoico" comienza a descender.

"Oh, paranoia,

mi corazón todo lo ama,

contra todo mal se alza,

defiende a la ultima criatura,

construye desde rocas esparcidas,

oh, paranoia,

mi inocencia me hace optimista,

soy el que padece y se rehace,

y vuelve a padecer,

y se vuelve a rehacer,

oh, paranoia,

mi mente esta llena de ideales,

ideales a ideas,

ideas a hechos,

hechos para ideales,

no ha podido mi mente dormir ni un segundo,

es la mente que no se da tregua,

yo no me doy tregua ante la paranoia"

En su descenso por el escarpado acantilado la felicidad se transformó a ratos en paranoia debilitada de química molecular artificial falsa... a ratos en palabras revoloteando en su mente y a ratos en las más frías ideas concretas con consecuencias exaltadoras... su ojo se volvió fino y agudo, el hambre no pudo detenerlo, las ramas salientes eran sus peldaños vivientes... la tierra se desprendía junto con sus pisadas, acompañando esta entrada en el terreno de "zombis", en este alumbramiento de la materia viviente... pasaron tres mil seiscientos latidos de su corazón.

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