Unos piden reajustarlo y otros piden subirlo como si se tratase de la barita mágica para resolver la pobreza y en gran parte es solo una estrategia de marketing político que presupone la ignorancia del pueblo.
La verdad es que aumentar el sueldo mínimo trae consigo un alza en el valor de las cosas y obliga a las pequeñas empresas (grandes generadoras de empleo) a reducir la plana de trabajadores para ajustarse en los costos, en definitiva, trae consigo desempleo e inflación. Por ende, un gobierno responsable debe mover esta "perilla" económica con tanto cuidado como se mueve la tasa de interés.
La "repartición de la torta" es el verdadero problema que hay que atacar y éste no se resuelve imprimiendo más billetes o aumentando el sueldo mínimo sin criterio. La verdadera salida es mejorar la educación, lo que a la larga aumenta las opciones de las personas, ya sea para emprender nuevos negocios o para hacer que el costo de oportunidad de cada trabajador sea más alto, por ende, pueda decidir sin sentirse tan obligado a aceptar condiciones poco favorables.
Basta mirar ejemplos de países desarrollados de Europa, en los cuales la mano de obra básica es carísima y la "repartición de la torta" es menos dispareja que en nuestro caso. Ellos lograron esto en base a la calificación de los operarios como una norma empresarial, siempre apoyado por una educación de base fuerte que permite que el costo de oportunidad de los trabajadores sea alto.
No hay comentarios:
Publicar un comentario